Acompañadme hoy en un viaje en torno a la nobleza romana, la arqueología y los inicios del Cristianismo.
Situémonos a finales del s. I, la dinastía Flavia gobierna el Imperio, Roma va a todo trapo, los emperadores, por fin, no están muriendo en extrañas circunstancias.
De todas formas, que haya muertes en extrañas circunstancias, en Roma, era un síntoma de salud indudable. Que pasen cosas, que haya ambientillo, siempre le vino bien al Imperio Romano.
Pero están las cosas tranquilas con los flavios: Vespasiano ha construido el Coliseo, y sus hijos Tito (el que destruyó el templo de Jerusalén) y Domiciano, que han heredado el trono imperial, le dan lustre a la familia.
Con la santa de hoy tenemos un poco de confusión. Se trata de una miembro de esta dinastía Flavia. Y llamarse Domitila en esta familia es como llamarse hoy día Lucía, por ejemplo.
Lleno de «lucías» está el mundo hoy en día.
Todo parece indicar que la Domitila de la que vamos a hablar es nieta de Vespasiano, y sobrina de Tito y Domiciano. Casi nada.
Se ha casado con un primo suyo (todo queda en familia), Flavio Clemente, que es cónsul, y han tenido dos hijos a los que educan bajo, tachán-tachán, la doctrina cristiana.
Esto quiere decir que, finalizando el s. I, ya existen nobles romanos a los que la fuerza de la evangelización les ha hecho convertirse. En secreto, eso sí. No estaba el horno para bollos.
Flavia Domitila y Flavio Clemente viven bajo el gobierno de Domiciano. A los flavios les han dado mucho lío los judíos y sus líos religiosos y es por ello que, Domiciano, empieza una persecución contra los que no adoren a los dioses paganos romanos. Un clásico.
Que no distinguía un judío de un cristiano Domiciano ya os lo digo yo.
Cuando se da cuenta que en su propia familia hay cristianos el emperador es inflexible.
La acusación de entonces contra los cristianos era de «ateísmo». Fijaos lo loco que estaba Domiciano. Claro, si no creían en él, que según sus cálculos, era dios, pues es que no creían en nada.
A Flavio Clemente le condenan a muerte y a Domitila la destierran. No sabemos bien dónde porque al haber bastantes «domitilas» en la Roma de entonces, muchas en la nobleza y muchísimas en la familia Flavia pues los relatos se entremezclan.
Historiadores romanos de la época, Eusebio de Cesarea o San Jerónimo la nombran; pero todos difieren en detalles por lo que a lo largo de los siglos se ha desdoblado a esta santa en otras, o se ha unificado en una, todo según criterios que no vienen al caso.
Desterrada fue desterrada, junto a parte de su séquito. Desconocemos si a la isla de Poncia o a la de Pandataria. Y que murió mártir pues también lo intuimos porque de una isla u otra no salió más.
Imaginaos el escándalo que supondría esto en la Roma imperial:
Vecina 1:
«¿Te has enterado de lo de Clemente y Domitila?».
Vecina 2:
«No, cuéntame Mesalina».
Vecina 1:
«Ateos, ateos perdidos, que no adoran más al César, que se reúnen por la noche no sé donde».
Vecina 2:
«Se les ha ido la cabeza, con lo majos que parecían».
Con el paso de los años se pierde la pista a este tipo de mártires de los primeros años pero al llegar el Renacimiento los papas y artistas de la época echan una mirada al arte clásico romano y empiezan a excavar.
Lo que nos interesa a nosotros es que se descubrieron así muchas catacumbas enterradas por el tiempo. Fue así que Antonio Boso, en 1593, descubre una de ellas. Él piensa que son continuación de las de San Calixto y deja de meter pala porque no encuentra mucha escultura romana, que es lo que quería el muy bribón.
Pero en el s. XIX cambia la perspectiva y ya un arqueólogo como Dios manda identifica estas catacumbas como el sitio donde enterraban los flavios, pues era una parcela donde vivían antiguamente. Se llamaba Giovanni Battista de Rossi y le debemos mucho porque igual sin saberlo ha descubierto las catacumbas más grandes de toda Italia. Las llama, en honor a la santa de hoy, catacumbas de Santa Domitila.
Son 17 kilómetros de pasillos y frescos paleocristianos impresionantes. En 2017 se realizó una restauración de los mismos y yo, y mi comu, los pudimos ver en el 2018. Atentos.
No me queda mucho más que decir. Id a Roma, ahora que ya se puede. No una, ni dos, ni tres veces. Ya me entendéis.
Nota del autor: Santa Flavia Domitila se celebra ahora el 7 de mayo pero he querido ponerla el 12 porque era cuando se celebraba tradicionalmente, junto a los mártires San Nereo y San Aquiles. Así queda más bonito.