10 de mayo: San Juan de Ávila

Nada tapa un hecho: hoy es San Juan de Ávila.

Patrón del clero español y hecho Doctor de la Iglesia por Benedicto XVI. Con esto ya estaría.

Si te hace «doctor» Benedicto XVI tienes que ser la pera limonera.

El papa llama a los futuros sacerdotes a ser "santos" | RTVE
¿Sabéis qué día anunció Benedicto XVI que San Juan de Ávila iba a ser declarado Doctor de la Iglesia? El 20 de agosto de 2011, durante la JMJ de Madrid, en la catedral de La Almudena, al lado del cardenal Rouco. Está foto representa todo lo que está bien en el mundo

Como nos pongamos a poner hechos de la vida de San Juan de Ávila, no paramos, ¿eh?

Hay que ser concretos para que nos quede claro por qué un hombre que apenas salió de Andalucía es tan tan importante.

Yo creo que, primero, esto es porque nace en la época de los grandes santos españoles: durante el s. XVI están viviendo y haciendo misión por España, además de él, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

Además, y esto ya es debilidad mía, es el siglo también de Fray Luis de León, que no es santo, pero a ver, tiene un comentario al Cantar de los Cantares que te quedas «pallá».

Qué siglo. Y no hablamos de reyes, ni de escritores, ni de los Tercios de Flandes. Pero que no desentonarían.

San Juan de la Cruz. Manuscrito de Noche oscura del alma. | Sheet music,  Music
Manuscrito de «En una noche oscura…» de San Juan de la Cruz

Juan de Ávila ha nacido en Almodóvar del Campo, hoy día provincia de Ciudad Real, en el año 1500.

Le mandan a estudiar leyes pero lo abandona con el come-come de llevar una vida retirada y en oración en su casa de Almodóvar. A ver, esto se lo puede permitir porque su familia es riquísima.

Pero empiezan a pasar cosas: «Juanito, que tú vales mucho, anda que no podrías ir a Alcalá y aprender Teología y demás, y hacer algo de provecho» le dijo un monje franciscano un día.

Y allá que fue, tan contento.

La historia es que durante su estancia en Alcalá decide hacerse sacerdote, cosa que consigue, y es durante estos estudios que mueren sus padres. Decide que su primera misa (1526) sea, en honor a ellos, en Almodóvar. Tras oficiar la susodicha eucaristía va a su casa, coge la herencia de sus padres y la reparte entre los pobres.

Y así, en apenas 5 años, es como se pasa de vivir sin un propósito y a la sopa boba a tirar la casa por la ventana. Literalmente.

cueva de las penitencias de San Juan de Avila en Almodovar del Campo -  Photo de El Nido de Alcudia, Almodovar del Campo - Tripadvisor
Es su casa natal, que hoy día se puede visitar, existen unas cuevas donde Juan de Ávila rezaba a base de bien

Un año después ya le tenemos en Sevilla porque espera ir de misionero a América, que estaba todo aquello por cristianizar. No se podía estar más a tope que Juan de Ávila en ese momento.

Pero el obispo sevillano, Don Alonso Manrique, ve que el chico es demasiado valioso para que naufrague en las costas de Nueva España o para que le alcancen con una cerbatana en la jungla.

Se queda en Écija, que diréis, tampoco es que sea un destinazo, pero va a ser muy importante.

¿Por qué? Porque en esta ciudad donde hace un calor sofocante, un día de aquellos, confiesa a una niña de 14 años y le cambia la vida.

La niña no tiene mucho nombre de niña. Sancha Carrillo se llama. A mí me suena a nombre de vieja pero vamos. Qué sabré yo.

Esta chica está buscando marido y un futuro que no ve claro y al sincerarse con Juan de Ávila descubre que otra felicidad es posible. Además, de estas conversaciones, surge el único libro que escribió nuestro santo: «Audi filia».

Básicamente es un comentario sobre el Salmo 45:

«Escucha, hija, y mira, e inclina tu oído, y olvida tu pueblo y la casa de tu padre, y codiciará el Rey tu hermosura»

Le tengo, por si alguien se anima. Si no, no es por hacer publicidad, pero en San Pablo lo encontráis sin problemas
Aparición a Doña Sancha Carrillo | Hermandad del Silencio. Écija
Aquí está Doña Sancha, que estaba destinada a ser marquesa y dama de compañía de Isabel la Católica pero a la que su encuentro con San Juan de Ávila le desbarató todos esos planes

Todo le va bien a Juan de Ávila pero hay que tener en cuenta que vive en una época donde todas estas cosas que suscita y todo lo bien que predica provocan unas envidias horrorosas entre sus propios compañeros de sacerdocio.

Tampoco nos extrañemos. A San Juan de la Cruz le pasó lo mismo, y no digamos lo mal que se veían las reformas que planteaba Santa Teresa.

Estábamos en pleno aprendizaje, aprendiendo a ser importantes, y en España nos sale esa vena.

Nos daba por acusarnos al tribunal de la Inquisición.

Acaba en la cárcel, durante dos años. Le acusaban desde que su padre venía de familia judía a que predicaba contra los ricos, o directamente de Erasmismo, que es una cosa que no sé explicar. Sus carceleros le dijeron que la acusación era tan grave que el tema únicamente estaba «en manos de Dios».

«Pues, ¿en qué mejores manos va a estar?». Se la dejaron botando ahí a San Juan de Ávila.

Ni que decir tiene que salió absuelto de todos los cargos.

Montilla será, para que nos entendamos, el campamento base de todas sus misiones

La segunda parte de su vida, en la que no nos podemos detener mucho, aunque tenga peripecias de todo tipo, es la de su verdadera misión de misionero en su propia tierra.

De hecho, podemos hablar de que San Juan de Ávila es la excepción a aquella palabra del evangelio de que «nadie es profeta en su tierra».

Resumiendo: el obispo de Córdoba le manda a predicar (pico de oro legendario tenía) por toda la diócesis. Consigue la conversión de dos personas que posteriormente fueron santos también, y no cualquieras; San Juan de Dios y San Francisco de Borja. Abre escuelas de Teología para que los sacerdotes se formen, que aquello era un desparrame de catetismo.

Sigue predicando. No hay pueblo en la diócesis en el que no le conozcan. Sigue abriendo centros de formación. Delega poco, como todos los gigantes. Y no se cansa.

Podríamos estar repasando aquí año a año su trayectoria, porque su vida está documentadísima, pero no es plan.

Es una vida que abruma. Sobre todo cuando piensas, y recuerdas, al muchachito que abandonó el estudio de Leyes y que lo único que deseaba era estar en casa de su padre rezando y en soledad.

Juan de Ávila muere en 1569 en Montilla, asistido por un jesuita. La Compañía de Jesús quiso «ficharle» para la causa hasta el último momento. No lo logró pero se llevaron el premio final de que en la iglesia de la Encarnación, propiedad de la Orden, fuera enterrado.

Lugares Avilistas en Montilla | San Juan de Ávila
Hoy, esta iglesia, es basílica desde que fue proclamado Doctor de la Iglesia. Y ya no se llama de la Encarnación sino Basílica de San Juan de Ávila. La llevan los jesuitas, of course

Es difícil molar más que San Juan de Ávila. Acercarse a él es descubrir la pequeñez interior que tenemos todos.

También es observar que de un simple cura, que ni siquiera fue nunca párroco, ni misionero en las Indias como quería, ni reformador de ninguna orden (ni siquiera militante en ninguna), Dios es capaz de sacar una de las historias más emocionantes de todo el s. XVI español.

No exagero.

Habitación y cama donde murió San Juan de Ávila en Montilla, Córdoba. Se conserva tal y como estaba

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