¡Buenos días a todos!
Este viernes, 7 de mayo, a las 20:30, celebraremos una Eucaristía en el templo parroquial pidiendo al Señor la sanación de los enfermos, tanto física como espiritualmente. La Eucaristía, presidida por el P. Giacomo, vicario parroquial, irá seguida de una ungida oración de sanación, en la cual pediremos al Señor que sane a cuantos lo necesitan, tanto en su cuerpo como en su espíritu.
Como Iglesia, sabemos a ciencia cierta que «Jesucristo es el mismo, ayer hoy y siempre» (Hb 13, 8) y que, las curaciones y milagros que hacía hace 2000 años, y que continuaron realizando los apóstoles y discípulos en Su Nombre, las sigue realizando también hoy a través de la fe[mfn]«Y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien« (Mc 16, 15-18).[/mfn], la oración[mfn]«En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre; y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré» (Jn 14, 12ss).[/mfn] y los carismas[mfn]«Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo. Los carismas se han de acoger con reconocimiento por el que los recibe, y también por todos los miembros de la Iglesia. En efecto, son una maravillosa riqueza de gracia para la vitalidad apostólica y para la santidad de todo el Cuerpo de Cristo […] que se ejerzan de modo plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu, es decir, según la caridad, verdadera medida de los carismas (cf. 1 Co 13)» (cf. Catecismo de la Iglesia católica, arts. 799s).[/mfn] que el Señor derrama cuando y como quiere. Sin rechazar, por ello, el dulce sentido redentor y de intimidad con el Señor que adquiere el sufrimiento, cuando nos es dado para tal fin.
Es por eso que os animamos a no despreciar esta ocasión, este kairós o tiempo propicio de encuentro con el Señor Jesús, que pasará sanando a todos los que creen en él, exterior e interiormente, para gloria Suya, fidelidad a sus promesas y como signo visible de su amor y su presencia en medio de nosotros.
¡Dios os bendiga!