De Zenón, San Gregorio dice que se le cuenta entre los mártires, pero San Ambrosio dice que murió en su cama apaciblemente.
Viéndoles a los dos con sus atributos infunden un respeto y un miedito importante pero yo me quedo con la versión de San Ambrosio, que vivió su época (segunda mitad del s. IV) y le conoció.
Aun así, su vida no tuvo nada de apacible.
Para empezar, nació en Mauritania (¿conocéis a algún santo mauritano?: pues ya sí); así que siempre se le miró con bastante recelo.
Cuando le nombraron obispo en Verona le recibieron a grito de “moro y pescador”.
No sé lo que tuvo que ser el rulo que hizo Zenón para llegar a su destino como obispo en pleno s. IV.
No sé ni cómo llegó a obispo este buen hombre. Pero está claro que los caminos del Señor son inescrutables.
El nombre de Zenón, por cierto, tiene también un doble significado o procedencia.
Viene del griego y por un lado puede interpretarse como “aquel consagrado a Zeus”. Por otro, se puede decir que proviene de la palabra (también griega) “xeno”; que significa “extranjero”.
Creo que la segunda acepción le viene como anillo al dedo.
Más que nada porque llamar a este señor obispo “consagrado a Zeus” me parece digno de excomunión.
Y es que quizá no fuera mártir, pero persecuciones de propios y extraños tuvo unas cuantas.
Las peores, las de tres emperadores que tuvieron algo en común…
Eran arrianos.
Y vamos a poner sus nombres para reírnos un poco.
Constancio, Juliano y Valente.
En el año 325, en el Concilio de Nicea, se les habían parado los pies a aquellos que negaban que Cristo tuviera la misma condición divina del Padre.
El problema era que tras eso, muchos emperadores seguían siendo arrianos hasta la médula y claro, algunos obispos tenían que cantarles las cuarenta.
Verdaderamente, se jugaban la vida, alguno la perdió.
No fue el caso de Zenón, que utilizó una táctica que funcionó.
Como el Cristianismo estaba todavía un poco en pañales, había muchos paganos que no conocían de nada de la nueva religión oficial.
Zenón se los trabajó y los atrajo hacia la ortodoxia cristiana bautizando masivamente a estos paganos y logrando conversiones por la gracia de la Trinidad que rechazaban los arrianos: así se ganan los partidos.
Se ha roto y reconstruido un montón de veces pero ahí sigue.
Quizá sea la mejor iglesia románica del norte de Italia.
De todos modos, tiene tres detalles que la hacen única.
El segundo es que, en la cripta de la basílica, es donde en la obra de Shakespeare, “Romeo y Julieta”, se casan los susodichos.