25 de abril: San Marcos, evangelista

Vamos con el lío: tenemos un gigante entre manos. Alguien que tiene a un león alado como símbolo de su persona y que escribió un evangelio (un evangelio, paraos a pensarlo bien) merece que indaguemos un poco qué hay detrás.

Se puede empezar todo preguntándonos: «¿por qué un león?».

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«San Juan Bautista», El Greco (1597-1607)

Así, literalmente, empieza el evangelio de Marcos:

«Mira, envío mi mensajero delante de ti,

el que ha de preparar tu camino.

Voz del que clama en el desierto:

Preparad el camino del Señor,

enderezad sus sendas…»

Como os podéis imaginar este mensajero es Juan Bautista. Y este clamor en el desierto se asemeja a un rugido de un león.

Si a todo ello luego le sumamos citas de Ezequiel y el Apocalipsis referidas a las cuatro criaturas que rodean a la figura que representa a Cristo pues ya tenemos iconografía recién salida del horno.

A ver, que hay veces que a Juan Bautista se le representa con piel de león también, pero eso es forzar el tema porque Marcos habla que vestía piel de camello.

Luego está la cosilla de que escribió uno de los cuatro evangelios canónicos. No es poca cosa, ¿eh? Que muchos evangelios se quedaron en el camino, por lo que fuera, y se les llama apócrifos.

Además estamos hablando del primer evangelio que fue escrito (entre los años 50 y 60).

Todo hace indicar, si nos ponemos en plan detective, que este chico no era un cualquiera.

Cámara Santa - Catedral de Oviedo. Pagina Oficial
Siguiendo los pasos a Marcos podemos hacernos una idea muy fiel de las movidas entre los primeros cristianos

Para empezar le nombran bastante los dos grandes «capos» del momento: San Pedro y San Pablo.

De uno es el intérprete (Pedro, el pobre, no sabía griego) y al otro le acompaña en plan equipo itinerante junto a Bernabé por donde a Pablo le iluminaba el Espíritu Santo.

Pedro le llama incluso «hijo» en una de sus cartas. Pablo, no se sabe por qué, acaba un poco harto de él y rehúsa continuar su misión si van juntos.

Podríamos extendernos mucho más armando teorías pero lo cierto es que podemos considerar a Juan Marcos (así le llaman) utilizando una terminología que entenderán muy bien los del Camino Neocatecumenal: «hijo del Camino».

Sin duda perteneció a una familia que conoció a Jesús, aunque él, en crónicas antiguas, ya perdidas, siempre negara haberle conocido. Y segurísimo que escuchó a los discípulos contar historias de Cristo.

Así fue discerniendo su vocación: y así, de esta manera, se inspiró para escribir el evangelio que hoy lleva su nombre.

Comienzo del Evangelio según San Marcos en el «Libro de Durrow» (s. VII)

Según la tradición Marcos acabó en Alejandría fundando allí una iglesia que tendría una enorme repercusión. Según esta misma tradición murió mártir allá.

Su cuerpo fue recogido por sus discípulos y escondido en un sarcófago. Ya en el año 828, ante la amenaza de los musulmanes, dos mercaderes venecianos se llevaron sus restos a su ciudad.

Venecia ya no volvió a ser la misma.

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Plaza inundada de San Marcos, en Venecia. Al fondo su basílica, que alberga los restos del evangelista y a la derecha el impresionante «campanile»

Estamos hablando de una de las ciudades más maravillosas del mundo.

Pues bien, esta ciudad, en el año 1071, elige patrón a San Marcos y usa el símbolo del evangelista como emblema de la ciudad.

En fin, si sigo tirando de Venecia me quedo solo y tampoco es plan.

Os dejo dos bonus track:

AQUILEIA. INTERNO DELLA BASILICA PATRIARCALE. | IL MOSAICO P… | Flickr
Uno es el mosaico paleocristiano más grande del mundo: y quizá el suelo más precioso que yo he visto. Está en Aquileia, cerca de Venecia, y dicen que allí evangelizó San Marcos
Maltempo, gli affreschi della Basilica di Aquileia (quasi) sott'acqua -  TRIESTE.news
Luego por dentro tiene esta capilla que, madre mía, no sé por qué no cogéis el primer vuelo a Venecia y luego un bus a Aquileia… Bueno, si lo sé

Lo segundo y último para acabar: hay una tradición que no tiene muchos adeptos pero que señala que el propio Marcos aparece como personaje en su evangelio.

Es una escena extraña y que solamente él cuenta, ningún otro evangelista se hace eco.

Esta tradición deduce que Marcos era el chaval que lleva un cántaro en la cabeza y al que siguen los discípulos para ver dónde celebran la última cena con Jesús. ¿Por qué? Porque era su casa, la de sus padres, los cuales eran seguidores clandestinos de Cristo.

Y aquí viene lo bueno, Marcos es ese mismo chico que tras el prendimiento de Jesús en Getsemaní le sigue envuelto en una sábana (les había seguido desde su casa) y cuando es descubierto por un soldado huye desnudo.

Que cuente este detalle el evangelio de Marcos, algo tan anecdótico y a la vez tan extraordinario a mí me hace pensar que sí. Que por qué no. Marcos ya había sido elegido para escribir un evangelio del que beberán para siempre los cristianos de todo el mundo. Dios actúa en este tipo de detalles.

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