9 de mayo: San Pacomio de la Tebaida

A la memoria de Milagros Pascual

Podéis reíros todo lo que queráis o pensar que este nombre es inventado pero San Pacomio es fundamental.

Y no, no es predecesor de Chiquito de la Calzada.

Aclarados estos espinosos temas, podemos comenzar.

Estamos hablando de un señor que nació en Tebas, antigua capital del Egipto de los faraones, a orillas del río Nilo.

En Tebas están las ruinas del templo de Karnak, un sitio que se empezó a construir hace más de 4000 años (casi ná) y que, bueno, es el sitio más visitado de Egipto tras las pirámides
Templo de Karnak | Arkiplus
Y esto, amigüitos, se llama sala hipóstila, un bosque de columnas, vaya

Como habrán comprendido ya los que tengan el olfato más fino lo de la Tebaida viene de Tebas.

Pacomio era soldado del ejército imperial romano allá por el año 300. En su juventud era un poco gamberrete y por unas cosas u otras acabó en prisión un tiempo.

De familia paganaza, no había oído hablar de los cristianos nunca hasta que allí en prisión se dio cuenta de que los únicos que se ocupaban de que los presos comieran eran unos personajes extraños, que vivían en la clandestinidad y que por la noche les traían víveres y agua.

«¿Quién son estos?» preguntó Pacomio. «Son cristianos, Paco, unos pringaíllos» le contestaron.

Pero él no pensaba lo mismo.

En cuanto salió de la cárcel quiso saber más y de esa manera se bautizó. Había descubierto que de soldado iba a acabar mal y se hizo eremita, algo que de alguna manera, y por aquella época y región, estaba bastante de moda.

Antonio Abad - Wikipedia, la enciclopedia libre
El padre del eremitismo es San Antonio, abad. No es para menos: un hombre que llega a los 105 años alimentado por un cuervo y que curó la ceguera a una jabalina y a sus jabatos lo merece todo

Para aprender se puso en manos de un anciano monje de nombre Palamón.

Era muy importante dar con un buen maestro porque Pacomio empezó yendo a las ruinas de templos egipcios dedicados al dios Serapis (imaginad un dios que acaba siendo la marca de un tomate frito triturado) donde se reunían pseudo monjes para tener visiones oraculares y cosas por el estilo.

Palamón era un crack y le enseñó como rezar, como alimentarse, con quién juntarse y cualquier cosa útil para un eremita. Fue la verdadera mili de Pacomio.

Y ahora hay que explicar una diferencia para comprender por qué San Pacomio es fundamental.

Pacomio, junto a su maestro y otros monjes, vivía en la zona desértica de la Tebaida en una vida de oración, soledad y sacrificios varios tales como ayunos y penitencias. Esto producía que algunos hicieran cosas extravagantes, la soledad y el aislamiento tan fuertes tienen estos efectos. ERAN EREMITAS prime quality.

Sin embargo, Pacomio vio pasado un tiempo que el Señor le llamaba a otra cosa. Él había experimentado la caridad cristiana y por ella se había convertido, entonces comprendió que quizá lo mejor que podía hacer era una organización de monjes que vivieran compartiéndolo todo, rezando juntos y con unas pautas semejantes. Había nacido el CENOBITISMO.

En Olleros de Pisuerga, Palencia, existe eremitorio de época remotísima excavado directamente en la roca a semejanza a los que había en la Tebaida original. Se llama de San Justo y Pastor y, hermanos, hay que ir para verlo

A ver, que diréis, «lo de San Pacomio tampoco es para tanto, que eso es lo de toda la vida». Vale, sí, ahora lo vemos como la cosa más normal del mundo pero Pacomio fue el primero que lo hizo, que eso tiene su mérito.

Aunque lo que de verdad tuvo mérito es que escribió una regla para su cenobio; y es por eso que Pacomio pasa de «importante» a «fundamental».

Porque San Benito de Nursia se ha llevado los halagos y parabienes pero San Pacomio fue el primero que organizó el tema de los conjuntos de monjes reunidos en torno a un pequeño monasterio, bajo la tutela de un abad y compartiendo trabajo y oración.

Icon of St. Pachomius the Great – CS822 | Skete.com
A San Pacomio, según la tradición, su regla se la dictó un ángel. «Pacomio, a partir de ahora, las cosas así y así». Y no hubo más que hablar

Así que ahora, cuando os vengan con el «Ora et labora» y San Benito y tal, habladles de San Pacomio, de su maestro Palamón, contadles que la primera regla para los monjes estuvo escrita en idioma copto. Habladles de la Tebaida.

Hacedles chinchar.

Contadles también que no sabemos donde está enterrado porque así se lo quedó dicho a su discípulo Teodoro. «Que no vengan a visitarme a mí, que no construyan una iglesita en mi nombre, que conozcan únicamente la obra que ha hecho el Señor conmigo».

A su muerte, había organizado 9 monasterios por toda la zona: más de 7000 monjes los integraban.

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