18 de mayo: San Erik IX de Suecia

Hubo un tiempo en el que Suecia fue católica.

Cuando los vikingos se cansaron de hacer incursiones por toda Europa (hasta Sevilla se dice que llegaron) y cuando vieron que los sacrificios a sus dioses truchos no tenían mucho fundamento empezaron a escuchar a los misioneros que, en misión de alto riesgo, se acercaban a los poblados de estas gentes.

Resumiendo mucho: podemos decir que no hubo un especial interés en cristianizar los países nórdicos hasta que el obispo de Hamburgo, un tío inteligente llamado Ascario de Amiens y que sería hecho santo, empezó a asociar dioses como Thor u Odín a figuras como Cristo y el arcángel Miguel. Y con esta batalla más de propaganda que de otra cosa se empezaron a construir iglesitas y se empezó a bautizar a reyes suecos con nombres paganazos como Olaf o Bjorn.

Ascario de prédica: observad que el grabado es muy concreto con que los escuchantes escuchaban hacha en mano

Suecia se asoció, pasados los años, al Sacro Imperio Romano Germánico que provenía de Carlomagno y que contaba con la aprobación papal. Cristianos oficiales y premium, vaya. Oye, que para las guerras y tal te venía de lujo contar con ex-vikingos en tus filas.

Había que ser práctico. Y los suecos, de hecho, lo son desde siempre. Que se lo digan al de IKEA.

Uno de estos reyes suecos, considerado mártir por el pueblo tras su muerte, fue nuestro Erik.

Corre el año 1156 cuando Erik sube al trono. Ha habido lío con los finlandeses con puñaladas traperas en ambos sentidos para hacerse con la corona y muchos le tratan de usurpador aunque ya a Erik, incluso de jovencito, le apodan El Santo.

Ya coronado como Erik IX y apoyado por su obispo de cabecera, San Enrique de Upsala, se dispone a gobernar. Crea un código de leyes y se esfuerza en que la religión de su pueblo sea la católica fetén. Manda a Enrique a evangelizar Finlandia, que estaba eso hecho unos zorros, y construye la primera catedral sueca.

A ver, no hay color con nuestro Románico, pero oye, que cada uno tiene lo que tiene. Os presento a la catedral de Gamla Upsala

Bueno, esta iglesia tiene mucha importancia en la vida de Erik porque en ella va a morir. Os cuento.

Las intrigas palaciegas eran intensas y Erik tenía a la gente «contenta» con lo del «cristianismo por aquí, cristianismo por acá».

«Majestad, es que hay gente que prefiere seguir con sus diosecillos y sus rituales con runas y pasan de dar diezmos y primicias» le decían sus consejeros. «Ya, claro, pero eso es porque no saben lo que es bueno, retiraos, idme contando». Erik lo tenía claro.

El día de la Ascensión de 1160 Erik asistió a la misa mayor en compañía de su mujer Cristina Bjørnsdatter y de su hijo, Canuto (ojo con reírse del hijo primogénito de Erik que heredará el trono).

A la salida, sus consejeros le dicen: «milord, vamos por la puerta de atrás que hay noticias de que hay daneses y finlandeses en la ciudad de farra y se han oído consignas amenazantes».

Pero Erik insiste en salir por la puerta principal: «me debo a mi pueblo, voy a saludar a la gente, que luego dicen que no soy cercano y me cogen manía».

Y lo que tenía que pasar, pasó.

Nada más salir y montarse en su caballo se le abalanzan unos cuantos hombres y le apuñalan hasta matarle. No conseguirán el objetivo de derrocar su dinastía y Suecia seguirá siendo católica y fiel al Papa.

Catedral de Uppsala (Suecia)
Esta es la nueva catedral de Upsala, hecha ya por los luteranos, que se apropiaron de la memoria de San Erik IX y tienen sus restos aquí

Lo cierto es que a Erik nunca le han canonizado oficialmente. El papa que llevó el tema fue Alejandro III y prefirió hacer santos a San Bernardo, Santo Tomás Becket y San Eduardo el Confesor.

Cosas que pasan. Aún así dejó que pudiese ser venerado como «santo patrón de los suecos» y así lo hicieron los católicos suecos hasta que vino Lutero y lo fastidió todo.

Hoy en día Suecia es uno de los países más laicos del mundo. Si tenéis tiempo y queréis conocer cómo viven los suecos hoy, sostenidos por su seguridad económica, su sentido práctico y su individualismo, podéis echarle un ojo a este documental que a mí me encantó. Se llama «La teoría sueca del amor» y yo tengo mis dudas de si es de terror.

Vale la pena, de verdad

Yo me pregunto si olvidar de donde vienes, ignorar a dónde vas y ampararte en una filosofía hueca, es «el camino». Cuando parece que la noche triunfa es cuando un resplandor muy pequeño se presenta como embajador de toda la luz.

Para mí ese fue Erik IX, El Santo.

Fabrice Hadjadj habla de este tipo de cosas en su último libro, hablando de otro libro: «Por qué dar la vida a un mortal» (2020).

«Una gran novela de estos últimos tiempos, The Road (La Carretera), de Cormac McCarthy, explora con fuerza este misterio (el sinsentido). Hay que recordar que «Camino» (the road) es uno de los nombres de Cristo y es también una buena traducción de la palabra hebrea Torah. Un padre y su hijo caminan hacia el océano en un mundo destruido donde, para no volverse caníbales, es necesario nutrirse con las últimas latas de conserva que se han salvado de la catástrofe. Cuando nace el niño, poco después del cataclismo que ha destruido la tierra, la madre se ha suicidado: ¿Para qué seguir si no hay nada?¿Para qué vivir, si se va a ver morir a su hijo? Pero el padre sigue, de forma absurda y obstinada, con una fuerza que no viene tanto de sí mismo cuando del rostro del hijo, de su absoluta vulnerabilidad. ¿Por qué sigue adelante? ¿Es como un nuevo Abraham que espera contra toda esperanza? En realidad no alberga ninguna esperanza, pero cada paso que da con su hijo es signo de una esperanza que no es ante todo suya, sino de esa vida promovida y dada por medio de él».

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