8 de septiembre: Natividad de la Virgen María

Hoy es el cumpleaños de la Virgen María. Comienza con ilusión el día felicitando a todas las marías (les toca una vez al mes mínimo) y a todas las natividades.

¿Por qué en septiembre? Tema de los bizantinos, que en su imperio comenzaban el año litúrgico (y el civil también) en este mes, y se dijeron que qué mejor mes para colocar el alumbramiento de María, que con ella había empezado todo.

No hacen nada por casualidad los bizantinos.

¿Por qué el 8 de septiembre? Pues porque en el S. V se edificó una iglesia en Jerusalén en el sitio que según la tradición había nacido María y se consagró ese mismo día.

Lo de tradición puede sonar a comodín cuando hay que explicar algo pero en este caso todo es muy interesante: la iglesia de la que hablamos es la basílica de Santa Ana en la actualidad, una iglesita románica con cierto encanto, alberga a su alrededor un tesoro.

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Esta es la basílica de Santa Ana (la levantaron los cruzados, ojo), como veis, rodeada de ruinas de distintas épocas. Haz tú un Metro decente en Jerusalén
Las ruinas en este caso pertenecen a la Piscina Probática (de las ovejas) de Bethseda. Más abajo todavía se han encontrado restos de la iglesia bizantina del S. V y de una casa, que se ha atribuido de siempre a la casa de los padres de la Virgen María: San Joaquín y Santa Ana

Por partes, que vamos muy rápido.

¿En qué se inspiran los bizantinos para afirmar estas cosas? Pues a ver cómo os lo digo: en los evangelios apócrifos.

Durante el S. V se celebra el Concilio de Éfeso que intensifica el culto a la Madre de Dios, que hasta ese momento pues bueno, era una cosa un poco rara y de iluminados. En esta idea tiene mucho que ver uno de los llamados evangelios apócrifos.

El Protoevangelio de Santiago.

No me pongáis caras, que os veo. Hay de todo en los apócrifos. Algunos cuentan cosas rarísimas y a veces alejadas de la fe pero otros dan detalles muy molones sobre cosas que hoy en día admitimos y celebramos. Lo único es que la Iglesia no ha admitido que hayan sido inspirados por Dios, como si admite los de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

En fin, al grano. Es en el Protoevangelio de Santiago donde se nos cuenta que los padres de María eran San Joaquín y Santa Ana. Y no solamente eso, nos cuentan toda la historia del nacimiento de la Virgen.

Entre un buey y una mula (y III) | Nihil sub sole novum
Por poner otro ejemplo, Fra Angélico pintó en el convento de San Marcos, en Florencia, este Nacimiento de Jesús inspirado en lo que se cuenta en el Protoevangelio de Santiago: que había una mula y un buey en el pesebre. Y si lo pintó Fra Angélico va a misa aquello…
De la época en donde el culto a María se intensifica es Romano el Meloda, un poeta bizantino que inspiró este canto que igual os suena de algo. Este Romano el Meloda es también autor del himno que se lee el día de la fiesta de la Natividad en la iglesia ortodoxa

Paso a resumir en líneas generales el asunto.

Tras 20 años sin descendencia en el matrimonio entre San Joaquín y Santa Ana, estos, prometen a Dios que consagrarán al hijo que se les otorgue si es el caso (un clásicazo). Por ello acuden al templo a hacer ofrendas con tal propósito pero rechazan a Joaquín por ser impuro al no poder tener descendencia. Avergonzado, Joaquín se retira durante meses al desierto hasta que un ángel le anuncia que Ana va a engendrar una hija, y que nada más y nada menos que será la Madre del Hijo del Altísimo, y le dice que vuelva ahora mismito a su casa. Al mismo tiempo, y el mismo ángel, le anuncia lo mismo a Ana, en Jerusalén, y le dice que vaya a recibir a las puertas de la ciudad a su marido. Ana sale corriendo y cuando llega a la puerta que hoy llamamos Dorada se da de morros con Joaquín. Ambos se abrazan y en ese abrazo queda sellada la alianza que ha hecho Dios con ellos (y con todos).

Nueve meses después nacerá María, según esta tradición, en Jerusalén.

Y como según este relato Joaquín era un hombre bastante rico que tenía un montón de ovejas, al encontrar la piscina Probatoria (donde iban abrevar las ovejas) se dedujo que cerca estaría la casa de la Virgen, donde nació. Y por eso construyeron los bizantinos la basílica ahí mismo. Y por eso los cruzados la reconstruyeron.

Y por eso celebramos lo que celebramos hoy.

Abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada (1528), de Ambrosius Benson

Y claro, luego el nacimiento de María.

Y luego, tras tres años de historias rocambolescas y milagros de la pequeña María, su Presentación en el templo para cumplir con el Altísimo.

Jacopo della Voragine, un crack, dijo que lo del relato del alumbramiento de María lo había escrito San Jerónimo tras haber leído una obra antiquísima en su juventud. Pero della Voragine tiende a exagerar, también os lo digo.

En cualquier caso, contar con San Jerónimo en el equipo nunca viene mal.

Tampoco vino nada mal que San Juan Damasceno (675-749), un 8 de septiembre de a saber qué año, realizara desde la basílica de Santa Ana este alegato en honor a María:

«¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia!»

Nacimiento de la Virgen (1305), en la capilla Scrovegni (Padua), by Giotto. Como veis no faltan ahí ni Santa Ana ni San Joaquín. Qué sitio este de la capilla Scrovegni, por cierto
La capilla de los Scrovegni y las maravillas que encierra - Mi Viaje
Al final, claro, os lo tengo que enseñar para poneros los dientes largos

Así que así se construyen a grandes rasgos las fiestas que celebramos los cristianos.

Cada uno aporta lo mejor de sí.

En Occidente, la fiesta es un poco posterior en su celebración. El papa Sergio I, en el 688, aprobó que se realizara una procesión en Roma desde San Adrián in Foro hasta Santa María la Mayor rezando una letanía a la Virgen que él mismo escribió. Y esto se mantuvo hasta 1955, ¿eh?, cuando Pío XII dijo que una procesión con tanta pompa y demás por una fiesta basada en los apócrifos pues como que quedaba regulín.

Eso sí, otro Pío, Pío IX, se basó en la fiesta de la Natividad de María para establecer, nada más y nada menos, el Dogma de la Inmaculada Concepción en 1854.

Estableció dicha fiesta (fiestón) el 8 de diciembre, nueve meses antes de la fiesta de la Natividad de la Virgen. remarcando los nueve meses del período de gestación.

Cómo son las cosas.

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