14 de septiembre: Santa Notburga de Eben

No sé si os acordáis de Santa Zita.

Pues bien, vamos a decir que las funciones que Zita hacía en Lucca se trasladaron al Tirol austriaco de la mano de Santa Notburga.

Porque así ha sido, es y será todo en la tierra: cuando desaparece un santo, Dios se encarga de poner otro en el sitio más insospechado.

En este caso el lugar insospechado será Rattenberg, situada en las estribaciones septentrionales de Rat Mountain, que bloquea la luz directa del sol sobre la ciudad por lo que en la Edad Media aquello en invierno debía estar oscurísimo

Así que hoy viajaremos al Tirol austriaco para conocer a una de sus santas más populares.

Esas que hacen las delicias de los abuelos contando sus historias y de los nietos escuchándolas al calor de la chimenea, porque en Rattenberg si no tienes chimenea vas apañao.

También hablo, quizá, de abuelos y nietos de los de antes, de cuando las historias a la luz de la chimenea tenían buena prensa.

Ahora ya no sé si los niños querrían escuchar la historia de Santa Notburga de Eben o preferirían continuar jugando al Among us con el móvil.

Vamos a ponernos en el caso de que escogieran la opción NOTBURGA.

Rattenberg - Tyrol - Austria
A orillas del río Inn, uno de los grandes afluentes del Danubio, comienza nuestra historia, en el año 1265

Notburga era una niña muy pobre cuyo padre, en cuanto midió un metroymedio y tuvo fuerza para llevar una bandeja, la depositó en una casa señorial del pueblo para que trabajara allí.

De lo que fuera. El padre tampoco pidió mucho. «Aquí os la dejo» se marcho diciendo.

Notburga, pues, comenzó su vida pública en la casa del conde Enrique de Battenberg.

Estaba a las órdenes de una mayordomo (esto ya es raro) que para mí era antecedente directo de la señorita Rottenmeier de Heidi. Se llamaba Otilia.

Otilia hizo la vida imposible a nuestra Notburga pero como la niña había salido muy pía y rezadora pues no entraba en muchas discusiones y aceptaba la autoridad la mar de bien.

retrochenta on Twitter: "Hoy, en #secundariosR80, la Señorita Rottenmeier,  institutriz de Clara en Heidi. Todos hemos conocido a alguien así.… "
«Adelaida» era el grito de guerra de la señorita Rottenmeier. Con ese nombre se refería a Clara, la amiga de Heidi. Hay que ser mal bicho para llamar Adelaida a alguien que tiene el nombre de Clara. Imaginaos cómo llamaría a Notburga

Se dio cuenta Notburga de una cosa. Al trabajar en las cocinas y sirviendo al conde y sus visitas veía cómo Otilia era bastante despilfarradora con la comida.

Sabía el hambre y los padecimientos que pasaban su familia y otras muchas familias pobres de la comarca del Tirol por lo que empezó a sacar por la noche las sobras del castillo de los Battenberg para que las aprovechasen los pobres del pueblo.

Corrió la voz y ya no fueron únicamente los del pueblo.

Y volvió a correr la voz y llegó todo a oídos de Otilia.

Como era todo finura, Otilia, se chivó descaradamente al conde Enrique y le persuadió de que las sobras, a partir de ese momento, se las echaran a los cerdos.

«Están muy delgaduchos, mi señor, yo creo que les conviene engordar para la fiesta de San Martín». Vaya bicho era Otilia.

Archivo:Bartolomé Murillo - El hijo pródigo abandonado.jpg - Wikipedia, la  enciclopedia libre
Así que se cumplió en un pueblecito del Tirol la parte de la parábola del hijo pródigo cuando este tiene que apacentar a los cerdos y anhela incluso sus algarrobas. Murillo retrató la escena en su Hijo pródigo abandonado (1660)

Notburga aceptó la orden pero se guardaba su ración para que al menos esa se la comiese alguien que la necesitara más que ella.

En un arrebato, fue sorprendida por Otilia cogiendo en las cochiqueras parte de las distinguidas sobras y sin mucho preámbulo fue despedida de la casa.

Nuestra protagonista pasó a formar parte del cortejo de mendigos de la zona. Así es la vida.

Muy poco después Otilia cayó enfermísima y como era un poco temerosa de la ira de Dios por sus malas acciones mandó llamar a Notburga para que fuese ella quien la cuidara.

Notburga, claro está, fue y cuidó de ella hasta que murió santamente.

▷ El Triunfo de la Muerte
Detalle del Triunfo de la muerte (1562) de Pieter Bruegel el Viejo. Plasma un poco la ceguera de los afortunados en la tierra ante la llegada de la muerte, que les pilla siempre despistados y de juerga

Tras aquello, Notburga, encuentra trabajo en la granja de otro gran señor de Eben.

Esta será, con seguridad, su historia más conocida y en la que, seguramente, los abuelos pondrían una voz misteriosa, una voz que sólo puede ser de abuelo, para relatarla.

Notburga había negociado con su amo que cuando cayera la tarde la dejase ir a la iglesia para la misa. El hombre aceptó porque, jopé, era Notburga la del castillo de Battenberg, tenía su fama ya.

Cuando llegó el tiempo de la cosecha, el amo apretó las tuercas a sus sirvientes para que todo fuese perfectamente: «este año sí, este año vamos a batir todos los récords habidos y por haber».

Era un hacha motivando el granjero de Eben, menuda charla táctica que se marcó.

Granjeros en Tirol - Viajar con niños | Vacaciones con niños
Una granja en el Tirol: poco más se puede pedir en la vida

Ese año además el tiempo acompañó y el amo estaba contentísimo con el ritmo que llevaba la siega.

Pero vino Notburga a fastidiarle una tarde de sábado: «amo, que a ver, que usted y yo quedamos en que las tardes, sobre todo las de los sábados, vigilia de domingo, yo podría irme a la iglesia a oír misa y…»

No la dejó terminar: «A trabajarrrrrrrrr».

Notburga le hizo ver que ningún cristiano en condiciones siega ni cosecha un domingo y el amo le dijo que había que aprovechar el buen tiempo que luego venían heladas y lluvias y se le fastidiaba el negocio. Que mirara las nubes que se avecinaban, que iba a llover en breve.

«No va a llover amo, que yo lo sé» le replicó Notburga.

«Pero niña, si ni siquiera se ve la luna de lo cubierto que está todo» se reía ufano el granjero.

Nuestra santa, con un resoplido, soltó un: «si es por luna aquí la tenéis».

Y lanzó la hoz que portaba para la siega hacia el cielo, y esta quedó suspendida en mitad del cielo en plan cuarto menguante, que se despejó de improviso y así ella puso ir a misa esa noche y sus compañeros realizar la siega con una luz esplendorosa.

El señor de Eben todavía está con la boca abierta. Yo creo que porque siempre había acertado con lo de la lluvia y eso le molesta mucho a un señor de campo…

AN SEN THAR, la mano que sueña: Paisaje Azul
Nadie ha pintado la luz de la luna como el pintor ruso Marc Chagall. Aquí su Paisaje azul (1949)

En el Tirol ya no se hablaba de otra cosa que de la campesina de Battenberg.

Al conde Enrique le llegaron las virtudes de su ex-empleada y se lamentaba de haberla sacado de tan malas maneras del castillo.

A ver, se lamentaba porque le iba regulín con las cuentas desde que Otilia había muerto ya que a él gustarle, lo que se dice gustarle, sólo le gustaba banquetear.

Notburga se enteró de sus penurias y se fue al castillo de Battenberg a hacerse cargo de los arriendos y así sería hasta el final de su vida, el 14 de septiembre del 1313.

Siempre reservó la gran parte de las sobras para los pobres del Tirol. Los cerdos, creo que los vendió.

Notburga Rattenberg.jpg
Así se la representa en las iglesias tirolesas: con su hoz suspendida en el aire y su hato de espigas

Fue enterrada en la iglesia de San Ruperto, cerca de Eben, porque el carro de bueyes que tiraban de su féretro se paró ahí y no había forma de moverlos.

Los santos y sus manías.

Venga, y hoy hay un bonus-track de los buenos.

Pasó muy desapercibida, porque al cine cristiano en condiciones así le suele pasar, pero existe la historia de otro beato tirolés que ha sido llevada al cine recientemente por el gran Terrence Malick.

Se trata de Vida oculta (2020), que cuenta el dilema al que tuvo que someterse Franz Jägerstätter en pleno gobierno de los nazis.

Yo no he visto cosa igual en mucho tiempo. Yo creo que cualquiera que la vea dirá lo mismo. Hasta aquí puedo leer.

Críticas: Crítica de “Una vida oculta” (“A Hidden Life”), de Terrence  Malick - Otros Cines
Haced lo que sea por verla

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