16 de septiembre: San Cornelio y San Cipriano

Si sales temprano de Madrid por la A-6, hasta llegar a Tordesillas (Valladolid), hazme caso y entra en el pueblo. Busca un sitio para desayunar y pregunta que te indiquen dónde está el Real Monasterio de Santa Clara.

Entra. Contempla el palacio mudéjar, reconvertido luego en monasterio de clarisas, que se hizo construir Pedro I (para unos apodado el Cruel, para otro el Justiciero) y flipa bastante con el artesonado y los baños árabes.

Arte en Valladolid: EL MONASTERIO DE SANTA CLARA DE TORDESILLAS I: El friso  de pinturas del artesonado de la capilla mayor
Es más impresionante en directo. Este lugar ha sido testigo del Tratado de Tordesillas (1494), del velatorio de Felipe el Hermoso por Juana la Loca y hasta del paso de Napoleón Bonaparte por España, ya que durmió entre sus muros

Vuelve a coger el coche y pilla la carretera hacia Medina de Rioseco, a los 20 kilómetros estarás en Torrelobatón (donde rodaron parte de la película mítica de El Cid, con Charlton Heston, en 1961) y allí tira para San Cebrián de Mazote.

En un ratín estarás en esa aldea. No hace falta que preguntes por la iglesia porque la vas a encontrar. No te parecerá gran cosa por fuera, es muy probable que esté cerrada y tengas que pedir la llave a la panadera, pero haz el esfuerzo.

Y disfruta de la iglesia más bella que hay en España.

Iglesia mozárabe del S. X, los arcos de herradura de San Cebrián (o Cipriano) te acercan al cielo. Vamos, es que esa era su función, que todo hay que decirlo
Iglesia de San Cipriano, San Cebrian de Mazote - Tripadvisor
No me digáis: vaya maravilla de milagro que esta iglesia siga en pie

Si no queréis quedaros toda la mañana contemplando los capiteles en San Cebrián, a 10 kilómetros está el Monasterio de la Santa Espina, construido por Doña Sancha de Castilla en el 1147 y que tiene como reliquia-tesoro una espina de la corona de las mismas con la que crucificaron a Cristo.

Si pasáis por Valverde de Campos saludad de mi parte, porque pasé más de veinte veranos ahí metido.

Luego ya, podéis ir ya a tomar lechazo a Urueña, por ejemplo, que es un pueblo metido dentro de una muralla que tiene 200 habitantes, 5 museos y 11 librerías.

Villa del Libro de Urueña
Debajo de Urueña, ya de paso, visitad la ermita de La Anunciada (S. XI); una iglesia de estilo románico-lombardo en mitad de Castilla, ya os digo yo que no hay ninguna más

Esto es Castilla. La Vieja. En 20 kilómetros a la redonda hablas de Juana la Loca, Pedro el Cruel, Napoleón, Charlton Heston, de una espina de la corona de Cristo, de románico-lombardo y de San Cipriano.

Porque aquí hemos venido a hablar de San Cipriano. Y de San Cornelio, que fue Papa.

Tiempos convulsos los que les tocaron vivir a San Cornelio y San Cipriano.

También divertidos.

Hoy haremos el puente aéreo Roma-Cartago para unir a estos santos de postín.

Emperor Traianus Decius (Mary Harrsch).jpg
Estamos dentro del reinado del emperador Decio (249-251) que martirizó al papa San Fabián y fue tanta la polvareda que eso ocasionó que se tardaron 18 meses en elegir a un sucesor

Este sucesor del papa Fabián, por si no lo habéis adivinado, fue Cornelio.

Él no quería pero aceptó la sede vacante porque aunque Decio había muerto durante el transcurso de una batalla (el primero que pasó así a la historia) la persecución contra los cristianos continuaba con su sucesor.

Os lo pongo ahora, que luego me olvido; el sucesor fue Treboniano Galo. Si se hubiese llamado algo más normal ni os lo hubiese puesto, pero un Treboniano no se lo encuentra uno todos los días.

Además, Cornelio tenía luchas internas dentro de la propia Iglesia porque había ocurrido una cosa en tiempos de Decio.

Todas las mentiras que te has creído sobre Nerón: ¿fue el emperador más  cruel de Roma?
Los emperadores romanos, cada cierto tiempo y casi siempre por tirar balones fuera en mitad de una crisis, organizaban una persecución contra los cristianos vendiendo al pueblo que eran origen de cualquier mal que le sucediese en ese momento al imperio. El invento colaba…

Lo que había pasado es que a los cristianos que detenía Decio se les daba la opción de apostatar para salvar el pellejo y la honra delante de sus familias patricias adoradoras de Marte.

Muchos habían realizado esta renuncia y habían sacrificado a los dioses para no morir (ni ellos ni sus familias, pensadlo) y cuando fue elegido Cornelio comenzó un debate interno para ver qué se hacía con estos cristianos que habían apostatado por miedo.

Cornelio pensaría: «no tenemos bastante con que nos persigan y nos denuncien y va el tal Novaciano y se pone exquisito con ciertos temas».

El tal Novaciano defendía que a los apóstatas no se les podía acoger de nuevo en el seno de la Iglesia porque habían cometido un pecado mortal horrendo. «Ah, se siente» decían los novacianistas.

Cristo y la samaritana, en la catacumba de Via Latina, en Roma. Imaginad que a la samaritana, Cristo que sabía todo el pasado que traía a sus espaldas, no le hubiese dicho aquello de «el agua que yo te daré hará que no vuelvas a tener sed»

Cornelio era partidario de readmitir a los llamados lapsi, usando de misericordia.

Pero Novaciano gritaba mucho y creía que la Iglesia solamente podían constituirla santos. Santos como él, claro.

Madre mía Novaciano, vaya pedrada que tenías en la cabeza.

Como tenía mucha influencia al ser un eminente teólogo (escribía sus movidas en latín cuando todo el mundo usaba el griego, menudo personaje estaba hecho), Novaciano consiguió el apoyo de tres obispos muy importantes y se proclamó Papa.

Ya teníamos el lío formado.

Con quien no contaban los novacianistas era con Cipriano, obispo recién nombrado en Cartago

Cipriano, por su parte, había conocido el Cristianismo por medio de un sacerdote llamado Cecilio en la ciudad de la que hemos hablado otras veces ya, Cartago.

Como era un hombre que valía mucho (ejemplo: todos los días leía a Tertuliano… Tertuliano como escritor de cabecera, ojo) su carrera fue meteórica.

En el año 248 fue proclamado obispo de la diócesis cartaginense.

Y comenzó a repartir estopa hacia todos lados.

Le tuvieron que esconder porque había gritos en las calles durante la persecución de Decio que decían: «Cipriano a los leones».

El obispo Cipriano, como buen converso, tenía una fe inquebrantable por lo que continuó su misión pasando verdaderos peligros y a la vez haciéndose querer por los suyos.

Porque los suyos, o algunos de los suyos, hubiesen preferido de obispo a otro. Para ser exactos a un tipo llamado Felicísimo.

Vista general de las ruinas de la ciudad romana de Timgad, en Argelia. Al fondo se alza el arco monumental en honor al emperador Trajano. Importantísimos y muy estratégicos fueron los territorios romanos en el norte de África

Así que Cipriano también tuvo su cisma, ya que Felicísimo, por no hablar de los romanos, le ponían las cosas imposibles.

Le hicieron huir y todo de su ciudad, porque el linchamiento iba a caer por un lado u otro, y es entonces, en ese momento, cuando sucede la controversia de Novaciano.

Cipriano, como obispo leal a la Iglesia de verdad, se alinea con el Papa legítimo, oseasé, Cornelio.

Si sois inteligentes, cosa que no dudo, deduciréis que Felicísimo se unió al Novaciano´s team.

El obispo de Cartago usó sus contactos en oriente (los que escribían en griego, claro que sí) para que San Dionisio, obispo de Alejandría, y otros más reconocieran a Cornelio como Papa y se dejasen de pamplinas.

Ya no hubo mucho más debate y los novacianistas fueron desapareciendo hasta extinguirse en el S. VII. Luego, una rama de ellos, reapareció en la movida de los cátaros (o puros).

El Concilio de Nicea y el origen de la Iglesia católica
Hasta en el importantísimo Concilio de Nicea (325) estuvieron presentes los novacianistas pidiendo sus cosas. Eran más herejes que , pero ahí seguían dale que te pego… qué paciencia

Hemos dejado aparcado a Treboniano Galo, no sé si os acordáis.

Treboniano continuó las persecuciones de Decio, es más las recrudeció.

El papa Cornelio era un proscrito número 1. Estaría en la página web del FBI de aquel momento si hubiese existido ese tema en el S. III.

Así que tardó poco en ser apresado y confinado en Civitavecchia, donde murió en el año 253.

Cipriano, desde Cartago, ý según San Jerónimo, lloró por él.

Porque tendría que ser en el 258, ya con Valeriano de emperador, que el valiente obispo de Cartago, que celosamente defendió la verdadera fe a costa de mucha ingratitud e incomprensión, fuera hecho prisionero y tras un interrogatorio del que se conservan las actas, fuera también decapitado.

Wamba: relicario monumental de huesos y calaveras | El Norte de Castilla
En Wamba, pueblo cercano a aquellos de los que hablábamos al principio se conserva un osario espectacular (el más grande de España) con miles de huesos de cristianos que fueron allí enterrados por los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalén, que enterraban aquí enfermos y peregrinos fallecidos en el hospital y alrededores. Os lo cuento porque Carlomagno también coleccionaba huesos, unos de esos eran lo de San Cipriano

San Cornelio y San Cipriano comparten día de conmemoración. Y qué cosa más estupenda que así sea.

Es realizar un reconocimiento a la defensa de una fe que los hombres, propios y ajenos, estaban haciendo tambalear y que solamente la intercesión del Espíritu Santo por medio de otros hombres valientes, justos y misericordiosos pudo mantener a flote.

Si la iglesia de San Cebrián de Mazote existe es por un papa y un obispo que hicieron lo que tenían que hacer.

A mí me vale.

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