21 de agosto: San Agatónico y compañeros

«En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere produce mucho fruto».

Juan 12, 24

Había una vez una pandilla de amigos que vivían en Nicomedia.

Nicomedia era la capital de la provincia romana de Bitinia allá por finales del S. III. Estaba alejada de lo que era Roma y su entorno pero muy cerquita de una ciudad que sería la que cogería el testigo: Bizancio.

Bizancio es la ciudad que posteriormente Constantino y sus sucesores harán capital de un imperio que básicamente sustituye de facto al romano.

Hablamos del Imperio Bizantino y de la ciudad con la que comienza la Edad Media (Bizancio pasa a llamarse Constantinopla) y también con la que acaba, que es en 1453, con su caída frente a los otomanos.

Pues bien, esa pandilla de amigos estaba justo en el momento antes en el que toda la zona de lo que hoy es Turquía empieza a tener una importancia capital en la que los cristianos toman parte de manera decisiva.

Algunas maravillas de Estambul
Bizancio pasó a llamarse Constantinopla, y luego Constantinopla se convirtió en lo que hoy es la ciudad de Estambul. No nos podemos detener demasiado hoy pero lo que habrán visto esos muros…

Estos amigos llevaban nombres propios de la época: Agatónico, Zenón, Teoprepio, Aquindino, Severiano y Zótikos.

Y el problema gordo que tuvieron fue que proclamaron su fe en Cristo justo antes de que fuera declarada una religión legal por Constantino.

Les tocó vivir bajo el gobierno de Maximiano, que era un majara, y que hizo correr por Bitinia la idea de que al único al que se podía adorar era a Júpiter. Bueno, a Júpiter o a él, que lo mismo daba.

Photos of Silk Road on Twitter: "Ancient Nicomedia in ruins. İzmit, Turkey,  Silk Road. https://t.co/SRVdsgEA0L #silkroad https://t.co/QbZn21MXly"
No extraña que de Nicomedia quede lo que queda: fue destruida totalmente por un incendio en el año 111 (nos lo cuenta Plinio el Joven) pero se rehízo hasta el punto de que el mismo Constantino vivió allí, a orillas del mar de Mármara. Luego se le pasó la moda y los turcos se ensañaron con ella en la Primera Cruzada y fue prácticamente abandonada cuando estos capturaron Constantinopla. Vida intensa

Como nuestros amigos no se escondían y le decían a todo el mundo que eran cristianos y que eso era lo mejor pues el radar de Eutolmios, gobernador de la zona, se afinó sobre ellos.

«Me vais a detener a Zótikos y sus discípulos, que me he enterado que están en Karpi intentando escapar en un barco» les dijo a sus soldados Eutolmios. Y allí que fueron.

A Zótikos, mediante torturas, le sacaron quién era su catequista, que no era otro que nuestro Agatónico. Y a este le pillaron con las manos en la masa dando un kerygmazo a Zenón, Teoprepio, Aquindino y Severiano.

Total, todos arrestados y Eutolmios que se los quiere llevar a Maximiano, que por aquel entonces está por la provincia de Tracia, para ganar puntos con el emperador.

«Vamos a dar una vuelta» les dijo a sus presos de Nicomedia.

Era el año 298.

Ya os digo que fue una pena lo de todos los mártires de esta época porque por pocos años no pudieron proclamar libremente su fe: les tocó en suertes vivir bajo Maximiano o Diocleciano, que vaya dos. De hecho, en su ciudad, en Nicomedia, aprobó Galerio (a regañadientes, eso sí) el primer edicto de tolerancia (311) con la religión cristiana

Podéis imaginar las comodidades del viaje.

Eutolmios quería demostrar que era todavía más majara que Maximiano por lo que en cada parada que hacían se divertía un poco con los chavales.

En una aldea llamada Potamós, y al ver que en verdad Maximiano estaba en Bizancio y tenía que dar la vuelta, utilizó una catapulta para arrojar a Zenón, Teoprepio y Aquindino, ya que estos ya no podían caminar más.

En Calcedonia (no la tienda, que os veo venir, sino la ciudad) atravesó con su espada a Severiano porque se puso a proclamar su fe a viva voz.

A Zótikos le crucificó porque le dio por ahí ya cerquita de Bizancio.

De esta manera, a Bizancio, solamente llegó vivo Agatónico.

A qué se llamó el "Edicto de la tolerancia de Nicomedia"?
Detalle del Arco de Galerio, en Tesalónica, construido en la misma fecha que nuestros amigos eran martirizados

Maximiano no pudo esconder su rabia: «Eutolmios, me habías prometido unos cuantos cristianos y solo me traes este esmirriado. Muy mal, muy mal».

Y como estaba enfadado pues le dio por sacar a golpes de Bizancio a Agatónico y le juntó con otros presos cristianos que custodiaba él: «¿Ves como hay que tenerlos aquí todos juntitos? Organización Eutolmios, organización».

Al día siguiente se tenía que ir de la ciudad Maximiano, que no paraba quieto, así que dejó dicho que decapitaran a todos sus cristianos. Y claro, así se hizo.

Los iconos de la época eran muy gráficos cuando querían representar las decapitaciones: se tenía que ver que la sangre de esos mártires regaba la tierra y por ello el sacrificio era efectivo

Luego a ver, las reliquias de estos mártires se quedaron en Bizancio, que construyó iglesias para todo tipo de mártires.

Las de Agatónico, por ejemplo, se vieron por última vez por un peregrino ruso llamado Antonio en el año 1200, en una visita cultural por la capital. Lo que vio fue su cabeza: cómo eran estos bizantinos, de verdad.

Tras la conquista de los turcos muchas de estas iglesias fueron rehechas como mezquitas o simplemente destruidas. Las reliquias de los santos mártires se perdieron sin remedio.

Sabemos que existió en Constantinopla una iglesia de San Agatónico, porque sabemos que allí estuvieron las reliquias de San Talaleo de Egea, un médico cristiano que curaba gratis, pero a saber qué fue de ella…

Fresco de la resurrecion de Cristo en San Salvador de Chora
Si vais al monasterio de San Salvador de Cora, en Estambul, podréis haceros una idea de cómo eran y cómo se decoraban las iglesias bizantinas

Y ahora, con todo lo de ese peregrino ruso que va a ver una reliquia de un mártir olvidado, y volviendo a la cita del evangelio de Juan del encabezamiento, me pregunto precisamente qué es dejar huella en este mundo.

No es la fama, ni el poder, ni el destacar, ni la riqueza, ni el éxito. Al menos, no lo es a los ojos de Dios.

Al final, para los cristianos, es lo que siempre ha sido, lo que fue para Agatónico&Company; morir dando mucho fruto.

Lo sabía un escritor ruso del S. XIX llamado Fiódor Mijáilovich, pero al que hoy conocemos como Dostoyevski. De hecho eligió para su epitafio esa misma cita de San Juan.

Y no solamente la usó para eso, sino para empezar la que sería su última (y mejor) obra: Los hermanos Karamazov (1880):

“Ama toda la creación de Dios, cada grano completo de arena de ella. Ama cada hoja, cada rayo de la luz de Dios. Ama los animales, ama a las plantas, ama todo. Si amas todo, perseverarás en el misterio divino de las cosas. Una vez que lo percibas, comenzarás a comprender mejor cada día, y al final vendrás a amar el mundo entero con un amor que todo lo abarca”.

Fiódor Dostoievski, escritor, una vida no de crimen pero sí de castigo. -  LOFF.IT Biografía, citas, frases.
Dostoyevski mirando a los ojos al misterio de la vida

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